Ana del Arco: «El reconocimiento de los derechos de autor es el estímulo para la innovación y el sustento de las industrias culturales»

  • Fecha:23-12-2025
  • Fuente:CEDRO
Ana del Arco: «El reconocimiento de los derechos de autor es el estímulo para la innovación y el sustento de las industrias culturales»

Ana del Arco es directora de publicaciones de Editorial Comares, editora de ciencia especializada en inteligencia artificial (IA). También forma parte de comité directivo de IFRRO y es miembro activo de otras organizaciones del sector editorial.

Del Arco considera que las ventajas de la IA han quedado diluidas por el uso de obras protegidas por derechos de autor para su entrenamiento, sin autorización ni retribución. Sin embargo, mantiene una visión optimista sobre el futuro de las relaciones entre escritores y editores, que cree que seguirán vinculadas al proceso creativo de los libros y del resto de publicaciones escritas. A continuación, reproducimos la entrevista que nos ha respondido por escrita la editora:

¿Cómo describiría el impacto inicial que ha tenido la IA en el sector editorial?

Parece existir un amplio consenso en que el impacto de la IA en la industria editorial está siendo, y previsiblemente seguirá siendo, profundo. En este escenario los editores nos movemos entre la expectativa y la incertidumbre, el entusiasmo y la cautela. A la fascinación de que estos modelos facilitaran algunas tareas y fueran útiles herramientas de apoyo para, por ejemplo, la corrección de textos, la clasificación temática o la optimización de flujos de trabajo rápidamente se unieron las preocupaciones.

¿Cuáles son las principales preocupaciones de los editores ante la llegada de la IA? ¿Cuáles son sus oportunidades y riesgos?

Sus bondades han quedado, a mi entender, matizadas por una distorsión inicial que afecta a la línea de flotación de la industria editorial, que implica una perversa alteración de las «reglas de juego», y que recae sobre toda la cadena de agentes del sector del libro: el uso de contenidos como artículos de revistas y monografías protegidas por derechos de autor para entrenar modelos de inteligencia artificial sin autorización ni retribución a los titulares. La recopilación de contenidos editoriales y su utilización en el entrenamiento de sistemas de IA es también una forma de desvirtuar la autoría, de nutrirse de obras de autores sin atribuir al resultado generado titularidad alguna.

Creo que la búsqueda de oportunidades a través de la tecnología ha de ir precedida de un análisis previo de cuál es nuestra esencia como editores, de qué ofrecemos a los autores y autoras y cómo queremos definirnos. Si nuestra esencia se desvirtúa y nuestros procesos se automatizan hasta el extremo quizás dejemos de generar confianza y de ser atractivos. Evitemos convertirnos en prestadores frenéticos de servicios porque eso no tiene mucho que ver con concebir obras literarias, darles forma de libros y difundirlos, o con construir una línea editorial. En definitiva, las oportunidades pasan por poner la tecnología al servicio de nuestra esencia, de nuestra diferencia.

¿Cómo está cambiando la relación entre autores y editores debido a estas nuevas herramientas tecnológicas?

A mi entender la relación entre autores y editores no va a sufrir una gran transformación, seguirá felizmente vinculada al proceso creativo. Quiero pensarlo así recordando la creación como esa forma de duplicar la existencia de Albert Camus «Crear, es vivir dos veces». Sin embargo, a mi entender, hay más herramientas que nunca y a la vez más obstáculos para el proceso creativo. La relación entre autores y editores consistirá más que nunca en obviar la velocidad extrema y todo el «humo» que nos rodea y entretiene para aunar su voluntad de expresarse a través de los libros, de encontrar para ellos un lugar en las librerías y en los lectores.

En un momento en el que algunas editoriales comienzan a colaborar con empresas tecnológicas, ¿cómo ve esta tendencia? ¿puede cambiar el mapa del sector?

La idea del editor como figura antagónica aislada de la tecnología creo que acabó hace tiempo. Muchas editoriales han diseñado e integrado soluciones de inteligencia artificial en sus flujos de trabajo, en la prestación de sus servicios y en los productos que ofertan.

Sí, también hay ya casos de colaboraciones entre editoriales (en su mayoría académicas) y empresas tecnológicas. A grandes rasgos consisten en la concesión de licencias (generalmente no exclusivas) sobre sus contenidos editoriales a desarrolladores de modelos de IA. Más que un cambio en el sector creo que esto es un modelo muy distinto al de publicar libros y que tiene, claro, otras dinámicas contractuales y otras formas de articular las cesiones de derechos.

¿Qué nuevos desafíos plantea la IA en términos de propiedad intelectual?

El respeto y el reconocimiento de la propiedad intelectual lejos de ser una barrera a la innovación es la base para mejorar la productividad y la innovación tecnológica. Esto pasa por el desafío de reducir la brecha de innovación con otras potencias y que Europa cuente con los recursos necesarios para desarrollar tecnología con un ecosistema ético que responda a nuestro modelo social.

¿Consideras que el sector necesita una normativa específica para el uso de IA en manuscritos y contenidos científicos o literarios?

Como editora de ciencia considero que la falta de transparencia en el uso de la inteligencia artificial pone en riesgo la integridad de las publicaciones y, en particular, la integridad de las publicaciones académicas. Por eso es necesario que los editores tengamos políticas claras que determinen qué uso de la IA se permite en la elaboración, edición y revisión de originales. También es recomendable que de los usos permitidos determinemos cuáles han de declararse en el envío de propuestas editoriales y cuáles en el propio libro o artículo de revista.

Y ya para acabar, reivindicas que editores y creadores habéis fomentado históricamente el pensamiento crítico. En un contexto donde la IA puede automatizar procesos creativos, ¿cómo se preserva ese espíritu crítico?

Se dice que las herramientas tecnológicas nos sitúan en un mundo global en constante transformación, de emprendimiento, de formación en liderazgo y de innovación. En este contexto me pregunto: ¿cuánto llevamos los autores y editores innovando, siendo reflejo de la diversidad de enfoques y fomentado el pensamiento crítico?. Es decir, que el contexto tecnológico no matiza un ápice la histórica y actual innovación constante de autores y de editores como lectores de nuestro tiempo a través de la creación y publicación de obras literarias, artísticas y científicas en forma de libros.

Quiero reivindicar e insistir en lo anterior porque resulta muy perverso el mensaje de que el respeto a los derechos de autor va en contra de la innovación y de la circulación del conocimiento. Este es un argumento interesado, envenenado y sesgado porque precisamente el reconocimiento de los derechos de autor es el estímulo para la innovación y el sustento de las industrias culturales.