EXTRAÑO PAÍS ESTE

(Autor)

Al volve ra leer estos articulillos para ponerlos en libro, doce años después de que fueran escritos y publicados en el Magazine de La Vanguardia, la impresión es extraña. Me he preguntado: ¿y cómo me dejarían escribir con tanta libertad de asuntos
tan intemporales? ¿Cómo no me urgirían a comprometerme con la actualidad y a tratar de los asuntos que «interesan a la gente»? La conclusión a la que he llegado es elemental. El Magazine
era uno de esos suplementos conocidos como colorines, pensados para ser leídos con tranquilidad en la mañana del domingo, frente a un café recién hecho y un cruasán, por gentes que llevan durante
la semana una vida dura, ajetreada y ruidosa, que necesitan las treguas domingueras para despertarse tarde, vagar por la casa sin hacer nada y prolongar sus desayunos hasta la hora del aperitivo.
El resultado era que la mayor parte de sus contenidos resultaban más o menos amables, y aun cuando trataran de asuntos graves, se abordaban siempre con propósitos civilizados. Estoy tratando de decir que no le interesaban a nadie, y que normalmente el lector o lectora pasaba las páginas sin detenerse en ninguna, como el que se abanica con un paipai mientras mira distraídamente, a la sombra de un cocotero, la cadencia de las olas en una playa paradisiaca. Por eso mi gratitud hacia mis
patrones catalanes ha sido y es enorme; gracias a ellos y al salario que me dieron, yo he podido dedicarme a otros negocios, llamando de esta forma catalanista a los que raramente lo son en la vida de un escritor.
Pero bastó ese desinterés general, del patrón y de los suscriptores (La Vanguardia, como el Barça, es mes que un club), para que yo me tomara mi trabajo muy en serio: siempre supe que estos articulitos, de tener lectores algún día, sería muchos años después. Ha llegado ese momento. Y tampoco muchos lectores. Me basta con uno. Me basta contigo.
¿Qué te vas a encontrar aquí? Con una mirada, sobre todo. Una mirada curiosa. Me ha gustado siempre el modo con el que Pla lo formulaba: humor honesto y vago. Claro que también le han divertido a uno la barbarie ilustrada de Baroja y las ensoñaciones mágicas con que Cunqueiro levantaba en un minuto cualquier asunto, por liviano que fuese. Al final somos una copia, más o menos fiel, de aquellos a los que hemos querido parecernos.
Y si mis maestros son esos, los de ellos fueron otros.
A mí en estos artículos de periódico me habría gustado parecerme algo a estos escritores y a algunos pocos más, como Azorín, Ortega y Unamuno. No me parece un desdoro confesarlo, porque en arte no valoro gran cosa la originalidad. La originalidad en arte es siempre anterior, viene de la personalidad, y esa es la que hemos de cultivar sobre todo, más que en la literatura, en la vida.
No comprendo en absoluto a quienes quieren vivir literariamente y menos aún a los que quieren hacer una literatura literaria. Ahora, si vives de una manera natural, acortando distancias entre lo que piensas y lo que dices, todo viene rodado: lo que se sabe
sentir se sabe decir.
Y eso es lo que te deseo a ti, que este libro te venga rodado de principio a fin.
Si es así, luego hablaremos, que seguro que siendo tan pocos tú y yo, algún día nos encontraremos en alguna parte y podremos tener nuestra parrafada.

Autor
Colección
La Veleta - Prosa
Número en la colección
43
Materia
Narrativa
Idioma
  • Castellano
EAN
9788413693873
ISBN
978-84-1369-387-3
Depósito legal
Gr. 775/2022
Páginas
120
Ancho
13,5 cm
Alto
20,5 cm
Edición
1
Fecha publicación
27-05-2022
Rústica con camisa
14,25 €
Descuento 5%15,00 €

Sobre Andrés Trapiello (autor)

  • Andrés Trapiello
    es un escritor y poeta español, autor de una extensa obra, reconocida y traducida a numerosas lenguas. Tanto como poeta, novelista, diarista (Salón de pasos perdidos del que lleva publicadas veintitrés tomos) y ensayista está considerado uno de los escritores españoles más releva... Ver más sobre el autor

Reseñas

  • Es muy útil distinguir en las narraciones las protagonizadas por un “yo” y las de un “ego”. Las primeras cuentan simplemente lo que hay y lo que ve el autor, mientras que las segundas narran cosas internas o subconscientes

    Reseña en El País

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