CASA DE LOS TIROS

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El Museo de la Casa de los Tiros se inaugura como tal el 1 de noviembre de 1929 y se hace con una Exposición que dejó huella durante mucho tiempo en los anales artísticos de la ciudad: la Exposición Regional de Arte Moderno. Ya se habla de arte regional en 1929. Pensemos en el revulsivo que significó para la ciudad esta exposición que se completaba con una serie de montajes escenográficos en teatricos de ensayo de Hermenegildo Lanz que hicieron mis delicias cuando comencé a ir por las tardes -muy niño- al jardín romántico del museo. La exposición fue el detonante de lanzamiento de un palacio granadino que se acaba de restaurar, una vez rescatado de la propiedad privada de los marqueses de Campotéjar, propietarios también, hasta entonces, de los jardines del Generalife.
Lo verdaderamente importante y decisivo para la vida granadina, es la instalación de un museo concebido en su iniciación como de Historia de Granada y de Turismo, por nacer al principio ligado con las actividades del marqués de la Vega Inclán, auténtico creador del Turismo en España, que alentó las restauraciones de la Casa de los Tiros de Granada, la Casa del Greco en Toledo y el Museo Romántico de Madrid. Desde su momento inicial, se montan en el Museo de la Casa de los Tiros, el salón de la Cuadra Dorada, una vez restaurada y limpia su espléndida techumbre, se crea una sala de Carlos V, una habitación consagrada a Washington Irving con completísima biblioteca de viajes, un comedor español, una sala isabelina, otra de barristas granadinos, una de planos y mapas de la ciudad, una cocina alpujarreña y reproducción del interior de un albergue alpino. Posteriormente, cuando yo me incorporé al museo se creó una sala de gitanos y otra consagrada a la emperatriz Eugenia.
Ahora se habla mucho en la teoría museística actual de la proyección cultural de los museos. Esto se inicia en Granada desde la Casa de los Tiros: exposiciones, conciertos, conferencias, lecturas de libros; en la Guía -agotada hace muchos años- del Museo se consignan puntualmente. No he citado quien fue motor y alma de la Casa de los Tiros, porque está en la mente de todos los granadinos: Antonio Gallego Burín. Al museo donamos su familia libros, papeles, fotografías, cuadros y múltiples elementos. A él hemos canalizado otras donaciones importantes: de Angel Ganivet, de Melchor Fernández Almagro, del poeta Martínez Dúran... Pero todo ello merece que le dedique algo más de tiempo y de espacio.

SALAS DE HISTORIA Y TURISMO

Cuando en 1929 se inaugura la Casa de los Tiros después de la restauración realizada en la que fue propiedad privada de los marqueses de Campotéjar que pasa a propiedad del Estado español, simultáneamente con el Generalife, en 1921, tras el desenlace del denominado ?pleito del Generalife? que venía arrastrándose desde 1824, el palacio de la calle de Pavaneras, en el barrio de los Alfareros, irrumpe en la vida cultural granadina un museo proyectado en un principio desde la Comisaría Regia de Turismo. Pero en 1929 la Comisaría, rica en imaginación del marqués de la Vega Inclán que tiene como peón en Granada a Gallego Burín, ha dado paso al Patronato Nacional de Turismo lo que explica que el Museo de la Casa de los Tiros nazca en un principio como Museo de Historia y Turismo de Granada. Si bien en él figuran desde su inicio varios lienzos de la colección de retratos reales procedentes del Generalife y algunos otros de Bocanegra o Martínez de Bustos y esculturas de José de Mora, el museo no fue nunca concebido como Museo de Bellas Artes y si pronto figuró en él una obra de Gabriel Morcillo, ésta se incorporaba en razón del personaje retratado: el duque de San Pedro de Galatino -conde de Benalúa- que abrió a los viajeros las rutas de Sierra Nevada.
Nace con este doble sentido de museo de historia de la ciudad y de turismo, aspecto éste último reforzado por estar enclavada en la casa la Oficina de Información de Turismo de la ciudad. Así surge como pieza esencial un comedor español que decora una rica colección de cerámicas de Fajalauza del siglo XIX y alguna pieza del XVIII, entre muebles de estilo español y tejidos alpujarreños para alfombras, cortinas y tapetes de mesa. Y como antesala de dicho comedor se monta una sala de estilo romántico, consagrada al escritor Washington Irving, primer homenaje rendido en Granada, al siglo justo de la llegada a España del alegre solterón norteamericano, al autor de los Cuentos de la Alhambra. Precisamente en esa sala se celebró la primera lectura realizada por Lorca de su ?Mariana Pineda? a los componentes de la tertulia de la Casa de los Tiros.
Junto a esta sala se exhiben unas ricas colecciones de barristas granadinos, que culminan en las piezas que centran una colección de gran valor histórico: la consagrada a los gitanos del Sacro Monte: fotografías, barros, libros, documentos y ambientación lograda, fruto de la inolvidable exposición celebrada en el Corral del Carbón para la que Andrés Soria escribió con maestría y gracejo. Y junto a ella la salita -con pavimento de alicatados de estilo árabe original del siglo XVI- reservada como recuerdo a una granadina de excepción: la emperatriz Eugenia. En ella figuraba un traje de papel que como ?traje de Eugenia de Montijo? ganó el concurso tradicional que se celebraba anualmente en Pollerusa y que yo conseguí traer para incorporar a la rica colección de la sala de cuadros, fotografías, monedas, grabados, retratos sobre sedas, libros, documentos... Sala sobre la que gravitaba el bello rostro de la esposa de Napoleón III inmortalizada por Winterhalter.
Algunas salas más: la dedicada a Sierra Nevada y la cocina alpujarreña, cuidadas ambas hasta sus últimos detalles, como era la instalación eléctrica con antiguos cordones trenzados de la cocina y lámparas de filamento de la época o esquíes y bastones de bambú que habían figurado en las competiciones de las Semanas Deportivas organizadas por la Sociedad Sierra Nevada en las décadas de los años veinte y treinta. Junto a ellos, el espléndido diagrama de la Sierra, original del escultor López Burgos, y dos curiosas maquetas de los Albergues de la Hoya de la Mora y de los Peñones de San Francisco. En otra de las estancias de la casa quedó instalada una interesante colección, exhibida en su conjunto y con un criterio unitario, de planos y mapas de Granada y antiguo Reino granadino, a más de la dedicada como testimonio de la fiesta de toros en Granada, con recuerdos de Frascuelo, Lagartijillo, Atarfeño, vieja plaza de toros del Triunfo y carteles de toros de la que existe una rica colección en la biblioteca del museo.

La Casa de los Tiros,
corazón cultural de la ciudad
Antonio Gallego Morell

La Casa de los Tiros, lugar de encuentro
Cristina Viñes Millet

Casa de los Tiros, Jardín de Pavaneras, conmigo vais, mi corazón os lleva
Antonio Manjón-Cabeza Sánchez

Una casa sin par
Luis J. Balmaseda Muncharaz

Recorrido por el Museo Casa de los Tiros
Juliio Juste

Las exposiciones temporales: una de las muchas singularidades
de La Casa de los Tiros
Francisco González de la Oliva

Colección
Obras Granadinas
Materia
Granada
Idioma
  • Castellano
EAN
9788498363296
ISBN
978-84-9836-329-6
Depósito legal
GR. 2966/2007
Páginas
128
Ancho
12,5 cm
Alto
20 cm
Edición
1
Fecha publicación
03-01-2008
Rústica sin solapas
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Sobre Cristina Viñes Millet (autora)

  • Cristina Viñes Millet
    Nacida en Alicante, cursó sus estudios de Filosofía Y letras en la Universidad de Granada. Desde entonces su dedicación a la docencia y a la investigación han sido constantes. En este último campo, la historia local, la historia granadina, acaparó primordialmente su atención, est... Ver más sobre el autor

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