Muhammad Nagui

Es y no es un escritor tardío. Nacido en Samanud (Egipto) en 1947, publicó sus primeros poemas en la década de los sesenta de forma dispersa, después desapareció de los círculos de escritores —trabajó más de diez años en el Golfo como periodista, de hecho es jefe de redacción del periódico egipcio de información económica al-Alam al-Yaum— hasta su reaparición en 1994 con la publicación de su primera novela, ésta que el lector tiene entre manos. Pero esto no quiere decir que hubiera abandonado la escritura: Jafiyyat Qámar fue escrita en 1974, si bien el autor la guardó en un cajón y no la desempolvó hasta la década de los noventa, tal cual la había dejado escrita. Por eso, Nagui es tardío en publicar, pero no en escribir. Después le han seguido, hasta el momento, otras cuatro novelas: Lahn al-sabah (1994) —traducida al castellano como Canción de mañana (Colección Azahar, Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 2005)— Maqamat arabiyya (1999), Ayqa bint al-Zin (2001), y Rayul ablah wa imra tafiha (2002). Con El escondite de Qámar, un autor desconocido irrumpía con fuerza en el panorama literario egipcio, con las siguientes cuatro novelas su nombre se consolidó y su obra se ha erigido como una de las más personales de la literatura egipcia, y por qué no, también árabe, configurando uno de los mundos literarios más sugerentes que puedan encontrarse hoy en día.